Invisalign es un tratamiento de ortodoncia invisible alternativo a los brackets. Cada vez más personas lo eligen, porque es más cómodo y más compatible con tu día a día. Además, todos estos beneficios no tienen ninguna contrapartida: Invisalign es tan eficiente como otras opciones de ortodoncia.
Como ya contamos en el pasado, Invisalign sustituye los brackets y los tensores por alineadores de plástico transparentes que se colocan sobre los dientes. Se pueden quitar y poner si es necesario, para comer y especialmente para limpiarlos.
La facilidad de mantenimiento es una de sus principales ventajas y beneficios para tu boca. La ortodoncia invisible de Invisalign es más fácil de mantener y no complica tu higiene dental. Aunque toque cambiar el alineador cada aproximadamente dos semanas, es importante que seas muy cuidadoso con ellos.
Como puedes imaginar, debemos ser muy pulcros con toda la aparatología que introducimos en nuestra boca. Igual que nuestros propios dientes, los retenedores Invisalign pueden acumular placa dental y bacterias y deben limpiarse como mínimo una vez al día.
Es muy importante que cuando retires el alineador lo deposites con cuidado en un sitio limpio y seguro. Tu mejor opción es llevar una caja protectora parecida a las que se utilizan con las férulas dentales, y que también debe ser limpiada regularmente.
Aunque existen casos en los que es recomendable retirar el Invisalign: para comer (por motivos obvios) y para consumir algunas bebidas que pueden manchar los alineadores (como vino o café); siempre debe hacerse con moderación. En definitiva, la eficiencia del tratamiento dependerá del tiempo que los alineadores estén en su sitio.
Los alineadores Invisalign se pueden limpiar con tu propio cepillo dental, enjuágalos con cuidado mientras retiras cualquier resto que se haya acumulado. Sécalos delicadamente y podrás volver a llevarlos con normalidad.
Como los alineadores son temporales, no deberían ensuciarse demasiado. Si te despistas y adquieren un color amarillento, existen métodos para hacer una limpieza en profundidad. Podrás usar agua oxigenada, bicarbonato y agua caliente para cepillarlos y dejarlos como nuevos. Eso sí, recuerda enjuagarlos bien antes de devolverlos a su lugar.
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